Es el mejor, el más preparado, el único que puede atrapar al Espectador, el más grande y el más brutal asesino de todos los tiempos. Es el cebo: ella ha sido entrenado para la caza. En una era donde la tecnología no sólo sirve para atrapar a los asesinos, la policía descubrió un método infalible cuyas claves pueden ser interpretados en el teatro de Shakespeare: cada una de las obras del artista, escrito bajo la influencia del círculo Gnóstico de Londres, refleja la forma en que maneja el deseo. Cebo, expertos en el comportamiento humano, son entrenados en el uso de este poder por la creación de las máscaras que el control de lo que está anidado dentro de nosotros mismos. Cuando Diana Blanco, el mejor cebo de la policía, descubre que su hermana es el próximo objetivo de que el Observador se iniciará una carrera contra reloj en la que los lleva a la guarida del monstruo. A partir de ese momento se desencadena un trepidante juego de la sospecha que lleva el protagonista de la final, inquietante, y explosivos, en la estela de un paisaje desolado donde nada ni nadie son lo que parecen. «Un autor que, novela tras novela, ha establecido un pacto fiel con la parte inferior de la parcela.» El PeriódicoDiana Blanco es un señuelo entrenados por la policía para atrapar el mayor psicópata que ha tenido que enfrentar: el Espectador, un asesino en serie que le gusta a la tortura de una manera novedosa a sus víctimas.José Carlos Somoza nació en la Habana en 1959, pero desde 1960 ha vivido en España. Él es el autor de las novelas el Silencio del Blanco (Precio de Sonreír, Vertical, 1996), La ventana Pintada (Premio Café Gijón 1998), Cartas de un asesino insignificante (1999), Daphne desaparecido (finalista del Premio Nadal 2000), La cueva de las ideas (el Gold Dagger Award en 2002, para la mejor novela de suspense publicado en el Reino unido y los Precios Flintyxan 2004 novela histórica en Suecia, traducida a más de veinte idiomas, y con una extraordinaria acogida por la crítica internacional), Claro y la oscuridad (Premio de Novela Fernando Lara, 2001, y los Precios de los Hamme