Con el objetivo de un observador cuidadoso, el poder de uno que conoce a la perfección el interior de los manantiales de la lengua, y una fina ironía, Lázaro Carreter considera los elementos que son devorados por cientos de miles de personas, y de barrido de los diales de la radio donde bullen los temas más calientes, o las conversaciones más profundamente, mira la pantalla del televisor, para que cada periódico español recibe varias horas de la palabra hablada de programación, y a causa de todo esto no es un catálogo exhaustivo, pero representativa, los principales vicios y defectos que «adornan» el día a día de los medios de comunicación. El dardo en la palabra es, por lo tanto, un despiadado advirtió que el lenguaje es un instrumento vivo. Las formas que toman en su uso diario depende su futuro, que es, en gran medida, de la nuestra propia. Su excepcional labor de formación, el favor del público y de los prestigiosos premios y distinciones que ha recibido han hecho de El dardo en la palabra, en el líder indiscutible del fenómeno editorial de los últimos años. «Casi tan exacta, divertido y valiente como un nuevo Quijote». FRANCISCO RICO, «hay una lección aquí para el periodismo es digno de todo un libro de estilo». FRANCISCO UMBRAL «Abrir este libro donde usted desee. Él va a divertirse y seguir leyendo.» JOSÉ LUIS SAMPEDROEl dardo de la palabra es una salva advirtió que el lenguaje es un instrumento vivo.Si hay una constante en la trayectoria y la obra de Fernando Lázaro Carreter es, sin duda, es la convicción de que el lenguaje, lejos de ser un residuo restos fosilizados en los diccionarios, tratados y gramáticas, es un instrumento vivo, que está forjada sobre una base continua a través del día a día de uso. Por lo tanto, Lázaro Carreter, desde 1991, ha guiado su trabajo como director de la Real Academia española (donde ocupa el sillón «R») involucrar a la sociedad en la tarea de la defensa de la lengua. Además de su trabajo en varias universidades (Complutense, Autónoma de Madrid, Salamanca, Texas y en la Sorbona,