Este brevísimo relato erótico de Benjamin Péret, uno de los grandes nombres del surrealismo y el francés, un maestro del humor negro y el absurdo, es un ejemplo de la maestría del espíritu y profundo de la transgresión con la que los surrealistas más puros han sido sellados, siempre, todas y cada una de sus obras.

Aquí, se nos dice, con la más desvergonzada sonrisa que es capaz de Péret, entre cuentos, canciones y poemas, el muy indignante hazañas del vizconde Pajillero de los Cojones Blandos. En todo momento el lector se siente esa necesidad, que han sido capaces de transmitir el surrealista a dejar ir, a la punta de la lengua asociaciones del inconsciente ―lo que ellos llaman «automático»―, en plena libertad, sin inhibiciones, sus más extravagantes fantasías, hasta el límite de lo grotesco o impensable.