Ha pasado el tiempo desde que Arnau Estanyol iniciara su historia. Ildefonso Falcones sitúa de nuevo al lector en la Barcelona medieval, para mostrar todos los entresijos propios de la sociedad de aquella época.

En su novela anterior “La catedral del mar” el lector fue testigo del nacimiento del mayor templo mariano nunca antes conocido: Santa María de la Mar. Construida en un barrio humilde de pescadores gracias al esfuerzo de algunos de sus habitantes y al dinero de aquellos que podían aportarlo, la catedral del mar se convierte en un auténtico icono de Barcelona. A la vez que surge esta imponente construcción Arnau inicia su andadura como hombre libre, tras huir del lugar donde vivía a causa de los constantes abusos de su señor feudal. En la capital consigue ser libre y comienza a trabajar como palafrenero, estibador, soldado y cambista, un sinfín de andaduras siempre bajo la mirada atenta de la catedral del mar. Después de mucho esfuerzo y sufrimiento Arnau consigue una cierta posición social y se posiciona entre la nobleza de la época con una importante riqueza en su poder.

A la par de este resurgir de Arnau aparece la historia de Hugo Llor, protagonista de la segunda novela de Ildefonso Falcones “Los herederos de la tierra”. La imponente iglesia de Santa María de la Mar observa atenta como Hugo, hijo de un marinero fallecido debe luchar con todas sus fuerzas por ganarse la vida. En una época donde la pobreza domina a la mayoría de la sociedad, salir adelante siendo huérfano de padre no resulta sencillo. Desde los doce años, Hugo trabaja en las atarazanas. Tiene ese trabajo que le permite salir adelante gracias a la generosidad y ayuda de uno de los hombres más apreciados de la ciudad de Barcelona, Arnau Estanyol quien cuando consiguió una cierta posición nunca olvidó sus difíciles inicios y se apiadó de aquellos más desfavorecidos como el pobre Hugo. Hugo se hace íntimo amigo de Bernat, único hijo de Arnau que se convierte en su mentor.

Pero las envidias y enemistades de la época hacen mella en el futuro de Hugo. La familia Puig es enemiga de Arnau Estanyol, y aprovechan su posición ante el rey para hacer efectiva una venganza contra Arnau que llevaban años planeando. Como consecuencia, Hugo debe abandonar su sueño de ser constructor de barcos.

Pese a su enorme amistad y lealtad hacia Bernat, Hugo se ve obligado a abandonar su barrio y buscar fortuna en otro lado. En su andadura conoce a Mahir, un judío con el que aprende todos los secretos de la producción del vino. Hugo aprende a amar la tierra entre cubas, alambiques y viñedos, descubriendo una nueva pasión en su vida. En esta época de su vida conoce a Dolça, la sobrina de Mahir e inmediatamente queda prendado de su enorme belleza. Dolça se convierte en el primer amor de Hugo. Pero no todo es tan sencillo como podría parecer. Dolça es judía y el amor entre ella y Hugo está prohibido por las costumbres y la religión. Pese a las dificultades este amor le permitirá a Hugo vivir los momentos más dulces y apasionados de su juventud, pero también los más duros y amargos, por ser partícipe de un amor imposible en una época tan estricta en muchos aspectos.