«Lucrecio, filósofo epicuro, es también un gran poeta. La paradoja es que parece tomar perpetuamente el epicureismo a contrapié, como si el poeta, en él, refutara, el filósofo, a menos que él va en la otra dirección. Esto es lo que traté de expresar (especialmente durante la re-traducción de los más bellos pasajes de su obra maestra), y de entender. La filosofía de Epicuro, el más brillante, el más tranquilo, más sereno y tal vez el más hermoso de los tiempos Antiguos, Lucrecio, fue extraída del poema más oscuro, más rudo, más nefasto y más trágica. Desde entonces, hemos dicho algo sobre el hombre que era, sino también en el epicureismo, de la filosofía y de nosotros mismos. Si somos sabios, no sería necesario poetas. Pero, ¿necesitamos filósofos?»