Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) es, sin duda, el más importante científico que le dio a España en toda su historia, y uno de los que, en su propio derecho de pertenecer al selecto grupo de los grandes de la ciencia de todos los tiempos. Pero no fue sólo la de las células de Cajal-grande para la ciencia que la ha creado, es también su vida, llena de actividades y proyectos. Y tan cerca de su vida que, en su conocimiento, ningún instrumento es mejor que la de su autobiografía, Memorias de mi vida, un libro que, desde 1923 no había sido liberado completamente, que es, sin fragmentarlo por la elección de uno de sus dos partes, «de Mi infancia y juventud» o «Mi labor científica», y ahora, una vez más, vemos aquí la luz, presentado por el profesor de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid, Juan Fernández Santarén, uno de los mejores especialistas en las células de Cajal. Además, incluye un documento de gran valor, y muy poco conocido: el Post-scriptum, Ramón y Cajal añadido a la segunda edición (1899) –sólo en este tema– otro de sus clásicos, el texto del discurso que dio sobre cómo introducir (1897) de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, derecho, en versiones posteriores, Reglas y consejos sobre investigación científica. En ningún lugar como en estas líneas han demostrado un mejor Santiago Ramón y Cajal, lo mucho que la amaba y se preocupaba por España.