Gloria Fuertes, la chica que paseaba en bicicleta por las calles de Madrid, con una falda-pantalón y una corbata; uno de la primera voz de la poesía, las mujeres de la posguerra; la mujer de las dos caras, que ha combinado su amor por los niños -enredándoles con sus rimas, adivinanzas y juegos de palabras loco con su amor por la vida y la paz -la denuncia de la injusticia social, la tristeza, el dolor y la opresión, sino que, todo esto, con su peculiar humor, él ha dejado de escribir y colaborar en programas para niños en la televisión, que se estableció como el poeta de los niños.